El 1% de todos los varones nacidos a término se ven afectados por esta anomalía congénita, la más frecuente, asociada a los genitales de los varones recién nacidos.
Dado que el conocimiento de la localización y la existencia del testículo influyen directamente en la actitud clínica, resulta apropiado clasificar los testículos en palpables e impalpables.
Los testículos retráctiles no necesitan ninguna forma de tratamiento, salvo observación, ya que pueden ser ascendentes. Los testículos retráctiles han completado su descenso, pero pueden encontrarse en la ingle debido a un reflejo cremastérico intenso.
Diagnóstico
La exploración física es el único método de diferenciar entre testículos palpables e impalpables. La realización de una ecografía, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética (RM) o angiografía carece de efectos beneficiosos adicionales.
La exploración física incluye una descripción visual del escroto y una exploración del niño mientras está acostado y con las piernas cruzadas. El examinador debe inhibir el reflejo cremastérico con la mano no dominante justo por encima de la sínfisis en la zona de la ingle antes de tocar, o alcanzar, el escroto. La región inguinal puede ‘ordeñarse’ hacia el escroto en un intento de desplazar el testículo e introducirlo en el escroto. Esta maniobra también permite diferenciar entre un testículo inguinal y adenopatías que podrían dar la impresión de un testículo criptorquídico.
Un testículo retráctil puede llevarse generalmente hacia el escroto, donde permanecerá hasta que un reflejo cremastérico (tocar la piel de la cara interna del muslo) lo retraiga de nuevo hacia la ingle.
Un testículo impalpable unilateral y un testículo contralateral agrandado pueden indicar ausencia o atrofia testicular, si bien este hallazgo es inespecífico y no descarta una exploración quirúrgica.
Hay que prestar atención visual específica a las regiones femoral, peniana y perineal en el caso de un testículo impalpable inguinal para descartar un testículo ectópico.
No existen pruebas fiables para confirmar o descartar un testículo intraabdominal, inguinal y ausente/evanescente (testículo impalpable), excepto la laparoscopia.
Tratamiento
Cuando un testículo no ha descendido al cumplir un año, el hecho de esperar un descenso espontáneo carece de ventajas. A fin de evitar el deterioro histológico, el tratamiento ha de realizarse y finalizarse antes de los 12 meses.
Tratamiento médico
El tratamiento médico con gonadotropina coriónica humana (hCG) o gonadoliberina (GnRH) se basa en la dependencia hormonal del descenso testicular, con unas tasas de éxito del 20 % como máximo. La hormonoterapia para lograr el descenso testicular se acompaña de unas tasas de éxito más bajas cuanto más alto se encuentra el testículo criptorquídea.
Cirugía
Testículo palpable. La cirugía de un testículo palpable incluye una orquidopexia, mediante un abordaje inguinal, con unas tasas de éxito de hasta el 92 %. Es importante retirar y disecar todas las fibras cremastéricas para evitar la retracción secundaria. Los problemas asociados, como un proceso vaginal abierto, deben disecarse y cerrarse cuidadosamente.
Testículo impalpable. En el caso de un testículo impalpable, debe realizarse una laparoscopia diagnóstica y terapéutica.